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domingo, 8 de mayo de 2011

La forma musical I



- ¡Nein Arnold!, no se trata de la unidad. No es absolutamente necesaria la búsqueda, conciente o inconciente, de algo que nos de la ilusión de unidad. En la música tuya el único tiempo que se escucha es el presente; no vale el pasado ni el futuro, cualquier cosa pudo pasar y cualquier cosa pasará.



-Imposible - Respondió Schoenberg, casi indignado, a Wittgenstein - No sabes la cantidad de tiempo que he empleado en desarrollar un método que me permitiera dar coherencia a esta nueva idea de la música.



- Efectivamente - Se apresuró el otro - A tí te dió coherencia en la creación; pero el efecto de la escucha sigue dando al público una validez única al presente, es decir, que no te entienden aún y hasta que eso no se supere (puede ser que se acabe la humanidad antes de que eso suceda), seguirás condenado al presente; aún en el futuro de los que te escuchen con gran esmero. Tu música está hecha de presente aunque para hacerla hayas tenido que engañarte un poco pensando en formas, modelos y demás. La verdad es que..



- Me niego - Interrumpió airado Arnold -, no puedo creer que tanto trabajo de desarrollo de un modelo no encuentre destino en ningún oido ajeno.



- En eso te engañas; no es que no encuentre destino, es solo que no es el destino que tu pretendías; es otro mucho más amplio; acabas de abrir una puerta que hasta a ti te puede asustar. Después de ti el sonido ya no es el mismo.



En ese momento el maestro se sintió desvanecer. La sensación del futuro abierto ante sus ojos y la de un presente permanente de su obra eran antagónicas. Él; precisamente él, que decidió que en su música se escucharía el futuro revocando todo lo que encontraba en su presente; lo que al final logró es que en su música se escuche siempre el presente: Justo lo que se necesitaba para todos los presentes del futuro.

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