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martes, 21 de diciembre de 2010

Orquezta Zinfonica de Zintetizadorez



¿Cual ez la forma en la que eztán escritaz laz diferentez variacionez de parámetroz que tienen que ejecutar loz componentez de esta orquezta zinfónica?; ¿Como zería pozible que Pierre Boulez concertara la dirección de una orquezta como ezta eztando al otro lado del mundo?; ¿Como eztudiaría él (Pierre) dichoz parámetroz para hacerze una idea de lo que quiere hace zentir en el público con el zonido?.

Para un zinte lo de menoz ez la afinación con lo que laz partituraz valen de poco (como pueden ver loz de ezta orquezta no tienen) y, zin embargo, el cambio en la rezonancia y frecuencia de loz filtroz (que zon como loz demonioz de Maxwell que dejan pazar unaz partez de laz ondaz generadaz y otraz no) y de loz LFO (Low Frecuency Ocillatorz) zon de vital importancia y zin notación creíble y eztandarizada hazta el momento, con lo que zon poco viablez para zer enviadoz por Fax, carta certificada, paquete poztal o zimplemente dictadoz por teléfono; lo único que queda ez que que zean enviadoz via e-mail como archivoz MIDI, en cuyo cazo el problema eztaría en zu lectura a primera vizta hazta para el maz nerd de la Julliard.

Todo lo anterior me lleva a doz conclucionez: Primero que noz queda mucho camino antez de poder decir que eztoz experimentoz zinfónicoz zon creíblez (ziento lo mizmo con loz experimentoz de Frank Zappa) como baze de un nuevo entender muzical; y Zegundo que, ya que ze ha editado el compendio ortográfico del ezpañol como zugerenciaz y no como leyez, me he dado cuenta de que ze pueden cambiar laz hecez por zetaz, o zea, que podemoz hacer tranquilamente lo que dezde ziempre ha hecho la naturaleza con la mierda: convertirla en hongoz.

Que Viva la Musica (Andrés Caicedo)

domingo, 12 de diciembre de 2010

La forma matemática II

Descartes:
  1. “ Primero: No admitir jamás cosa alguna como verdadera sin haber conocido con evidencia que así era."
  2. “Segundo: Dividir cada una de las dificultades que examinare, en tantas partes fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución.”
  3. “Tercero: Conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo un orden entre los que no se preceden naturalmente"
  4. “Y último: Hacer en todo recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que llegase a estar seguro de no omitir nada." .


- Y después de tanto tiempo dudando hasta de mi propia existencia, tengo frente a mi a este llamado "caballero de la  triste figura" y francamente creo que el mayor logro mio ha sido escribir mi quijotezco pensamiento en francés y dar mil puñaladas a este latin que ya no lo habla ni Dios.

File:Ioannes-Faulhaberus-Mathematicus-Imperialis-Ulmae-Natus.png

- Pero René - Replicó Johann Faulhaber indignado - ¿Como es posible que una lectura tan superficial y sobre todo vulgar, pueda poner en duda tu capacidad de análisis?; A ti, que hace 24 años habitas este mundo, te estan reservados conocimientos que muy pocos pueden soñar, no puede ser que un libro que hasta hace burla de tu novela preferida te haga cuestionar tu proceder.


- Precisamente Johann - Aclaró Descartes - hay algo en este Alonso Quijano que me inquieta, no se porqué mi corazón está a punto de explotar, cuando imagino mi propio cuerpo poseido por la locura del amor; casi me siento yo mismo leyendo el Amadis de Gaula y perdiendo el sentido de la realidad, y ahí está el problema: Amadis de Gaula también es la novela preferida del señor Quijano y ¿que he hecho yo, sino enfrentarme a molinos en las Provincias Unidas?. Querido Johann, desde que conocí a Isaac Beeckman siento que....

- Por favor René - interrumpió el calculista y constructor Alemán muy serio -, desde que conociste a Isaac tu cabeza esta transmutada en la de Leucipio, obsesionado con lo idivisible; has de saber que todo ya es indivisible. Creo que vuestro problema real - prosiguió - es que el Sacro Imperio y España, de donde creo que emergen humúnculos como este Sancho Panza, quieren fuera a todos los Judíos y los que parezcan tales, y que Richelieu se rinda al poder de Roma.

- Ojalá fuera sólo eso pero me parece por lo menos notable que toda esta guerra contra España y Roma, en mi corazón, la sienta como una guerra contra mi mismo. ¿Sabes que soñé hace poco, Johann? - Dijo Descartes acercandose a la barra para llegar al vaso de cerveza  que ahora, con su cabeza dando vueltas, parecía cada vez mas lejano -, pues soñé que, ¿recuerdas lo que te conté de la sepultura del corazon de Enrique IV en mi colegio?.

- ¡Como olvidarme! - exclamó Johann mientras sacaba una bolsa de tabaco que llevaba atada a la altura de la cintura - siempre he tenido mucho respeto por la educación en las instituciones Jesuitas pero esto de enterrar el corazón de Enrique IV en la capilla del colegio es algo para no olvidar, es dicir: Traumático. Si que lo recuerdo y, aunque ya he visto demasiado en esta guerra del imperio que acaba de empezar, creo que eso te puede dar una clara idea de cuanto tiempo más podemos estar matándonos; no te sorprendas si, desde tu cementerio, en el siglo XX, sigues viendo enterrar corazones de reyes, reinas, sacerdotes y papas en los colegios cercanos. Pero bueno dime, ¿cual fue tu sueño?.

- Pues soñé que el corazón de Enrique IV iba tomando varias formas antes de ser sepultado, y lo mas curioso, hermoso y casi diabólico de todo era que todas las formas que tomaba eran de poliedros convexos hermosamente regulares: Un cubo, una pirámide de triángulos equiláteros y asi hasta cinco formas, ¡¡¡Sólo cinco!!!. Estaba también el octaedro, el dodecaedro y una cosa escalofriante de 20 caras. No se si mis sueños valen para mucho pero desde ese dia sé que no hay mas que esas cinco formas de poliedros regulares, no se como demostrarlo y esta es una lucha en todo mi cuerpo: Mi corazón contra mi cabeza.

- No te atormentes con con la duda - dijo Johann tomando su abrigo de piel de mono ibérico y preparandose para salir del calor de la taberna a las frias calles de Ulm, sin saber que ese invierno de 1620 dejaría en sus pulmones el germen de su muerte 15 años después -. Y, ¡deja de leer esos libros de caballeros andantes que te vas a enloquecer! - añadió el muy geométrico.

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